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La
Teoría Contemporánea de los Sueños
Sueños Cuadros de
las Emociones
Dr. Ernest Hartmann
Este es un bosquejo de mi pensamiento actual sobre
la naturaleza y las funciones del soñar, que se apoya en
investigaciones recientes, en trabajo clínico de sueños
y en la visión de la mente como una red interactiva.
Haré algunas aserciones más bien generales y suscintas,
intentando en seguida respaldarlas con las investigaciones disponibles,
cuando no las haya, recurriré a inferencias de investigaciones
en áreas relacionadas.
La mente es una red. El cortex cerebral, que con el aporte de otras
áreas subyacentes constituye la substancia de nuestra mente,
funciona como una compleja red.
Esto es por supuesto un modelo posible. Hoy en día se habla
incluso, con mayor o menor optimismo, de redes neurales, o
de redes conexionistas (en el sentido de redes interactivas).
Es notable que redes interactivas de este tipo, con no más
de algunos centenares de nodos, han permitido modelar satisfactoriamente
la realización de ciertos procesos de aprendizaje en seres
humanos.
El soñar establece conexiones en las redes de la mente mucho
más ampliamente que en el estado de vigilia.
Establecemos conexiones todo el tiempo, también en vigilia,
pero durante el soñar éstas son mucho más amplias.
En este sentido el soñar hiperconectivo.
Por ejemplo, cuando soñamos con una casa, en lugar de una
casa específica -por ejemplo, en aquella donde viví
en 1980- suele aparecer una casa con características mixtas,
o una casa genérica, que se torna una estructura parecida,
un hotel, u galpón... Podemos visualizar que la actividad
o excitación correspondiente a una conexión de vigilia
permanece en un surco, estrecho y nítido, en
tanto que la conexión del soñar, es más difusa,
tiende a seguir meandros, esparcirse o combinarse. La evidencia
experimental apunta a la alta frecuencia de los escenarios genéricos
y no específicamente familiares de los sueños. También,
hay resultados significativos sobre los correlatos bioquímicos
de esta diferencia cualitativa entre la conectividad presente en
el soñar y en la vigilia: durante el sueño REM, en
el cortex prácticamente no se libera norepinefrina, hormona
que tiene justamente el efecto de incrementar la preponderancia
de las señales sobre el ruido y estimular la nitidez perceptual.
De aquí podríamos inferir que en nuestros sueños
deberían estar casi ausentes las actividades de la vigilia
que necesitan un nítido enfoque, como calcular, escribir,
leer. Y efectivamente, esto muestran los estudios estadísticos
disponibles.
El proceso de creación de conexiones en el soñar no
es aleatorio, sino que está guiado por la emoción.
Las conexiones más amplias del soñar no son simples
productos del azar, sino que están regidas por nuestras emociones
y preocupaciones emotivas. Esto se ve muy nítidamente en
el estudio de los sueños post-tramáticos, donde está
claro cuál es la emoción primordial del sujeto.
Los datos experimentales que he reunido sugieren que la emoción
dominante del soñador es la fuerza que guía el proceso
de conexión y determina cuál de las innumerables posibles
conexiones se realizan en un momento dado, y por ende, que imágenes
aparecerán en el sueño.
Así vemos como los sueños contextualizan las preocupaciones
emotivas del sujeto.
Pero, ¿qué forma toman estas conexiones y contextualizaciones?
Muy raramente toman la forma de descripciones verbales o fórmulas
matemáticas.
Priman las metáforas, principalmente visuales y espaciales.
Podríamos decir que los sueños son metáforas
en movimiento.
La función del soñar
¿Para que sirve soñar?
Me parece que para conectar y entretejer material psíquico
nuevo o difícil, como se observa en la evolución de
los sueños post-traumáticos.
El sueño puede tener así una función cuasi
terapéutica. Provee, tal como la psicoterapia, un lugar
seguro donde es posible hacer conexiones, con
un efecto restaurador, adaptativo e integrador.
Resumen del seminario dictado por el Dr. Ernest
Hartmann
para el Centro de Estudios Oníricos de Chile.
Santiago, Chile, Club Providencia, octubre 18, 2001.
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