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El terror
nocturno es un despertar súbito, aterrorizado, sin embargo,
a diferencia de las pesadillas que ocurren en la fase de sueño
REM, éstos no suceden en esta etapa como tampoco se recuerdan
muy bien imágenes de lo soñado.
En general ocurren con más frecuencia en los niños
y a veces existe un factor familiar.
La característica principal es la de despertar gritando y
con un miedo muy acentuado.
También hay presencia de ansiedad, aumento en la frecuencia
cardiaca, del tono muscular, transpiración y dilatación
de las pupilas. La persona no responde a estímulos externos,
y está en un estado robotizado sin estar del todo alerta.
Estos episodios se presentan con mayor incidencia entre los niños
desde los 4 a los 12 años de edad. El problema por lo general
desaparece al entrar a la adolescencia. Sin embargo, el terror nocturno
también suele ocurrir en los adultos ocasionalmente.
Los factores que pueden llevar a una predisposición a los
episodios de terrores nocturnos son los estados febriles, falta
de sueño reparador y el uso de ciertos medicamentos, entre
otros.
Si este problema persiste en el tiempo, se sugiere consultar un
médico especialista.
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