POEMAS
Christian Anwandter
Doctorante en Historia y Semiología del Texto y de la Imagen.
Máster en Semiología del Texto y de la Imagen en la Universidad de París VII.
En París, ha participado en la revista de poesía Nigredo, como editor, donde ja publicado poemas de su autoría, además de traducciones de poesía francesa contemporánea. En el presente, escribe artículos sobre poesía para la revista Ronda y edita la revista de poesía VA.
Es autor del libro de poemas "Por un Cuerpo Perdido", Ediciones Tácitas, Stgo de Chile 2008.
Actualmente reside en Paris, Francia.
LA MEMORIA DEL SOL
Yo nunca descarté
besar el muslo amargo. Aun cuando veía
el vaho en la ventana tocar quise
tu cuerpo. Qué importaba que las calles
de nieve se cubrieran y que blanca
la aldea se perdiera en el silencio
intacto del invierno. Qué importaba
que el súbito derrame nos dejara
cerca insoportablemente
o que permaneciera el cielo siempre
inmóvil y que no encontráramos
en la neutralidad de las estrellas
un refugio.
NUEVO PERÍMETRO
clava
la primera
estaca
de un área
probable
el sello que falta
lo impide
clava
la segunda
estaca
y rompe
la burocracia
del rostro
tranquilamente
clava
la tercera
estaca
y desalambra
el horizonte
anterior
“los tajos en la fruta se remedian”
cuando clava
la cuarta
estaca
ha desaparecido
el hambre
y queda sólo
el regalo
del vaivén
ÚLTIMA AUSENCIA
No hay una voz detrás de estas letras que al ser leídas conmueven en silencio a la voz.
A veces parece que cada línea escrita implorara escapar a través de una mirada ajena.
Y entre líneas reincide una voz olvidada que intenta anteponerse ante cualquier memoria.
Es entonces que el tiempo se proyecta y prolonga con un ritmo asfixiante que obliga.
Y los hombres se encogen de pronto asediados sin entender porqué nadie se escucha.
BORRÓ TU PERFIL
desmanteló tu perfil
– esmeradamente
borrando la semejanza de tus ojos verdes
con mis ojos negros
“a mí me gusta la del balneario,
te distingo”
“irái a ir
de nuevo?”
“me encantaría”
(somos parte
de los ojos
negros y de los
ojos verdes)
esmeradamente –
recomponer la playa,
la imagen de la playa, el deseo
de que los ojos de colores puedan verte
bajo esa plenitud
como un cuadro en una planicie
repleta de puertas
abriéndose a tu puerta
DERRAME
Se impone el derrumbe a lo largo de la fibra de un impulso ciego.
Es la meta que el aire le fija al pulmón destrozado.
Es la bruma que cae del sol a los ríos donde se hunden los puños.
Y no hay pausa en la humedad tejida en que el cuerpo se oculta y limita.
Las manos agitan el viento en silencio y construyen navíos de espanto.
Y la noche transcurre en murmullos que obstruyen el golpe total de las olas.
Los hombres entonces invocan a náufragos de otra presencia.
Sus bocas profieren palabras que arraigan sentido.
Sus bocas son enormes navíos que transportan el lúgubre amor de un origen.
Una pregunta renace en el fondo olvidado del sueño.
Una promesa atenta y remota alimenta el valor de unos pasos cerrados.
Y una tierra perdida en el pecho conserva el furor sublevado del polvo.
Vuelvo a casa y veo que el trayecto es ahora una forma de ahorro.
DE GÉNESIS
vaciar
de su materia
al paraíso:
deportar
todo bien,
hasta la huella
que del “señor”
quedar pudiera,
traer todo
a la Tierra
que aquí queda
vaciar
el paraíso,
hasta el saqueo:
la hilera
de peones
extenuados
de extirpar
cuanto existiere,
controlando
se borren
las huellas
del ingreso
“que en blanco
quede mudo
lo vaciado
que su campo
se importe
y lo sintamos”
maravillahacinadaenlamiseria,
dividendo
soñado
de la copia
LA OPERACIÓN
Del tajo de letras sostenidas un tiempo rebrota la sangre de un rostro vacío.
Pero el rostro del tiempo no necesita la herida que inflige el amor de lo justo.
Hay rostros dejados al lado que son ellos mismos el tajo del tiempo.
Así las palabras que operan apenas suturan la herida visible a los ojos.
Del tajo de letras sostenidas un tiempo rebrota la sangre de un rostro vacío.
Por Christian Anwandter
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