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Ensayo desde la perspectiva de la psicología analítica basado en el cuento “El Ruiseñor y la Rosa” de Oscar Wilde


Profesor Dr. Walter José Martins Migliorini.

INTRODUCCIÓN
Este es un resumen del ensayo de Walter José Martins Migliorini basado en el cuento El Ruiseñor y la Rosa, escrito bajo el enfoque de la psicología analítica. Fue publicado en el número 8 de la revista Itinerarios de Brasil en 1995.
Para tener una comprensión más amplia del desarrollo del proceso psicoanalítico es necesario examinar primero la obra de Wilde.
Invitamos a leer este bellísimo trabajo de Walter J.M. Migliorini, con especial atención, pues en éste, el autor nos explica –a través de la teoría junguiana– lo inexplicable: los misterios del amor.

EL RUISEÑOR Y LA ROSA
O. Wilde
Ella dijo que bailaría conmigo si le llevaba unas rosas rojas –exclamó el joven estudiante, pero no hay en todo mi jardín una sola rosa roja.
Desde su nido de la encina lo oyó el ruiseñor miró por entre las hojas asombrado.
–¡No hay ni una sola rosa roja en todo mi jardín!– gritaba el estudiante.
Y sus bellos ojos se llenaron de lágrimas.
–¡Ah, de que cosa más insignificantes depende la felicidad! He leído todo cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía, sin embargo, tengo que sentirme desdichado por falta de una rosa roja.
–He aquí por fin, el verdadero enamorado dijo el ruiseñor. Le he cantado todas las noches, aun sin conocerlo; noche tras noche he contado su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión ha tornado su rostro pálido como el marfil y la tristeza le ha marcado su frente con su sello.
–El príncipe da un baile mañana por la noche –murmuraba el joven estudiante– y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la estrecharé entre mis brazos. Reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano descansará en la mía.
Pero como no hay rosas rojas en mi jardín, tendré que estar solo y ella no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y mi corazón se desgarrará.
–He aquí el verdadero enamorado– se dijo el ruiseñor. Sufre todo lo que canto; todo lo que es alegría para mí, para él es dolor. Realmente el amor es una cosa maravillosa. Es más precioso que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y granadas no pueden comprarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede comprarse al vendedor ni pesarlo en la balanza para el oro.
–Los músicos estarán en su estrado– decía el joven estudiante. Tocarán sus instrumentos y mi amada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que sus pies no tocarán el suelo y los cortesanos, con sus alegres atavíos, la rodearán solícitos. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja que darle.
Y dejándose caer al en el césped escondió su cara entre las manos y lloró.
–¿Por qué llora?– preguntó una lagartija verde correteando cerca de él con su cola levantada.
–Sí, ¿por qué?– dijo una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol.
–Eso es, ¿por qué?– murmuró una margarita a su vecina, con una dulce vocecilla.
–Llora por una rosa roja– dijo el ruiseñor.
–¿Por una rosa roja?– Exclamaron– ¡Qué ridiculez!
Y la lagartija que era algo cínica, se echó a reír con todas sus ganas.
Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina reflexionando en el misterio del amor.
De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo.
Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra cruzó el jardín.
En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verlo voló hacia él y se posó sobre una ramita.
–Dame una rosa roja– gritó. Y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal sacudió su cabeza.
–mis rosas son blancas– contestó. Tan blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña.
Pero ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol, y quizá él te dé lo que quieres.
El ruiseñor voló hacia el rosal que crecía en torno al viejo reloj de sol.
–Dame una rosa roja– gritó. Y te cantaré mi canción más dulce.
–Mis rosas son amarillas– respondió. Tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan en un trono de ámbar y más amarillas que el narciso que florece en el prado antes que llegue el segador con su hoz. Pero ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante.
–Dame una rosa roja– gritó. Y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal sacudió la cabeza.
–Mis rosas son rojas– respondió– tan rojas como las patas de las palomas. Y más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos. Pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, la borrasca ha partido mis ramas, y no tendré ya rosas en todo este año.
–No necesito más que una rosa roja– gritó el ruiseñor. Sólo una rosa roja. ¿¡No hay medio para poder conseguirla?
–Hay un medio– respondió el rosal, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.
–Si quieres una rosa roja– dijo el rosal– tienes que hacerla con música a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí, con el pecho en una espina. Apoyado en una espina. Cantarás para mí durante toda la noche y la espina te atravesará el corazón y la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en mi propia sangre.
–La muerte es un alto precio para pagar una rosa roja– exclamó el ruiseñor– y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Dulce es el olor del espino y dulces son las campanillas que se esconden en el valle y el brezo que florece en la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida, y ¿qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
El joven estudiante permanecía sentado en el césped, allí donde lo dejara, y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos.
–¡Sé feliz– gritó el ruiseñor. ¡Sé feliz –tendrás tu rosa roja! La crearé con música a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido a cambio es que seas un verdadero enamorado, porqué el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta lo sea, y más fuerte que el poder, aunque éste lo sea. Sus alas son llamas coloridas y su cuerpo color de fuego. Sus labios son dulces como la miel y su aliento es como el incienso.
El estudiante levantó los ojos del césped y escuchó, pero no pudo comprender lo que decía el ruiseñor, pues únicamente sabía de las cosas que están escritas en los libros, pero la encina lo comprendió y se puso triste, porqué amaba mucho al pequeño ruiseñor que había construido el nido en sus ramas.
–Cántame una última canción– murmuró. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas! Y el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que burbujea en una jarra de plata.
Terminada la canción, el estudiante se levantó y sacó su cuadernito de notas y su lápiz del bolsillo.
–Tiene estilo– se decía, paseándose por la alameda. Esto es innegable, pero ¿siente? Me temo que no. En realidad es como muchos artistas; todo estilo, sin nada de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y, como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente no puede negarse que su voz tiene notas muy bellas. ¡Qué lástima que todo eso no tenga sentido alguno o que no persiga ningún fin práctico!
Y entrando en su habitación se acostó en su jergoncito y se puso a pensar en su amor. Al cabo de un momento se quedó dormido.
Y cuando la luna brilló en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y apoyó su pecho contra la espina. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado contra la espina, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando. Cantó durante toda la noche. La espina penetraba cada vez más en su pecho y la sangre de su vida fluía de él.
Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y una muchacha. Y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo por pétalo, canción tras canción.
Primero era pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora. La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía el reflejo de una rosa en un espejo de plata, el reflejo de una rosa en una laguna.
Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra la espina. –¡Apriétate más, pequeño ruiseñor– gritó el rosal– o llegará el día antes que la rosa esté terminada! Y el ruiseñor se apretó más contra la espina y su canto creció más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y una virgen un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, tal como enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida.
Pero la espina no había llegado aún al corazón del ruiseñor, y el corazón de la rosa seguía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa.
Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra la espina.
–¡Apriétate más, pequeño ruiseñor– gritó el rosal– o llegará el día antes que la rosa esté terminada! Y el ruiseñor se apretó aún más contra la espina, y la espina tocó su corazón y sintió en él un cruel espasmo de dolor.
Cuando más acerbo era su dolor, más impetuoso era su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no muere en la tumba. Y la rosa maravillosa enrojeció como la rosa del cielo oriental. Purpúrea era la corona de pétalos, y purpúreo como un rubí el corazón. Pero la voz del ruiseñor desfalleció y sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos. Su canto se fue debilitando cada vez más y sintió que algo le cerraba la garganta. Entonces tuvo un último estallido de música. La blanca luna lo oyó, y olvidándose de la aurora, se detuvo en el cielo. La rosa roja lo oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío de la mañana.
–¡Mira, mira– gritó el rosal. Ya esta terminada la rosa! Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado por la espina.
Al mediodía el estudiante abrió su ventana y miró hacia fuera.
–! ¡Qué maravillosa obra de la suerte!– exclamó– ¡He aquí una rosa roja! No he visto una rosa semejante en toda mi vida. Es tan bella, que estoy seguro que debe tener un largo nombre en latín. E inclinándose la arrancó. Se puso el sombrero y corrió a casa del profesor con su rosa en la mano.
La hija del profesor estaba sentada a la puerta; devaneaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies.
–Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja– dijo el estudiante. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón y cuando bailemos juntos ella te dirá cuanto te amo.
Pero la joven frunció las cejas.
–Temo que esta rosa no vaya bien con mi vestido– respondió. Y, además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y todos saben que las joyas cuestan más que las flores.
–¡Bien!; ¡A fe mía que eres una ingrata!– dijo el estudiante con aspereza. Y tiró la rosa al arroyo donde un pesado carro la aplastó.
–¡Ingrato!– Dijo la joven. Te diré que eres muy grosero, y después de todo, ¿quien eres? Solamente un estudiante. No creo que tengas hebillas de plata en los zapatos, como los sobrinos del chambelán.
Y levantándose de la silla se metió en la casa.
–Que tontería es el amor– se decía el estudiante a su regreso. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada, habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico. Voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.
Y ya de vuelta a su habitación, sacó un gran libro polvoriento y se puso a leer.

LA IMAGEN DEL PÁJARO EN EL CUENTO EL RUISEÑOR Y LA ROSA DE OSCAR WILDE
Walter José Martins Migliorini Ph.D.
“Eros y Psique son alados y se nos escapan tan pronto juzguemos alcanzarlos.”
En el mito, cuando Psique ilumina con una lamparilla a su esposo para descubrir su identidad, éste se despierta y se aleja.”
Tal vez aquí podríamos aprender una lección. Describir pulsante aún, la realidad del amor es una tarea insuperable y cualquier tentativa más disecadora, racionalizante, en este sentido termina por producir un efecto contrario.
Intelectualizamos sobre las cosas cuando poco o nada sabemos sobre ellas. Nada mejor que las imágenes y símbolos en las obras de arte, mitos y religiones. Además, es claro, de la experiencia directa de estar enamorado para expresar el fuerte componente irracional del amor.

EL VUELO DE LOS PÁJAROS
Los cuentos de hadas enriquecen la vida de los niños y les dan una dimensión encantada exactamente porque ellos no saben absolutamente como funciona el hechizo de estas narraciones sobre ellos.
(Bruno Bettelheim)
La imagen del pájaro deambulando, remoto en el espacio tiene algo de numinoso inalcanzable. ¿Para dónde va? Si lo seguimos, para adonde nos llevará? ¿Para que peligros o que deleites? ¿Sabe o juega?
Es alado, capaz de moverse libremente en el elemento más denso: el aire. Su propio canto, esa mecánica aérea, revela una intimidad con el aire. Generalmente es un animal leve, frágil, pequeño, delicado. Al estar en contacto constante con la tierra, también es un símbolo referente de unión, entre lo celestial y lo terreno, tal vez podemos concluir, de religazón entre lo humano y lo divino. A semejanza de los pájaros, los ángeles, símbolo de aspiraciones insatisfechas e imposibles, (Chevalier) Gheerbran, 1988, p. 60-61) son representados con alas. La palabra griega oionos significa ave, además de augurio y presagio (Magnien & Lacroix).
No se detienen, ni se aproximan espontáneamente al frente de todas las personas, solamente de las especiales; de los santos, de los piadosos, de los elegidos, o en momentos especiales.
En las imágenes de San Francisco de Asís aparecen cerca o parados sobre sus manos u hombros y en las biografías sobre el santo son comunes los relatos de su familiaridad con los pájaros.
La aproximación espontánea de un pájaro es señal de buena ventura y más bien parece expresar la ligazón o religazón con lo sublime. En el Arte Sacro, el Espíritu Santo es simbolizado muchas veces como una paloma blanca, que al aproximarse al creyente, lo conduce a un estado de gracia.
Sin embargo, el pájaro respecto al símbolo comporta una naturaleza sombría. Lo caótico.
En la China el símbolo del Caos es un pájaro (Chevalier & Gheerbrandt, 1988, p. 687).
Es notable su capacidad de orientación en el espacio, así como también lo es su agilidad fortuita, su inestabilidad. Es visible a lo lejos, y momentáneamente imprevisible e imprevidente.
Simultáneamente, tanto puede estar llegando a una meta o abandonándola, constelando entonces, soledad y desamparo. Es posible asociarlo a lo irresponsable, distraído, inconsecuente, juguetón, frívolo y tonto.
Podríamos decir, inconsciente distinguiendo así su lado opuesto como símbolo y revelando una sugestiva metáfora sobre la dupla naturaleza del alma humana-conciente- e inconsciente, o así los dos lados de Psique; la mortal y la alada inmortal. La misma palabra animal, etimológicamente, proviene de anima, alma y se sabe que el motivo animal habitualmente simboliza la naturaleza primitiva e instintiva del hombre (Jung, 1964, p. 237). En las fábulas los animales personifican los afectos.
Así mismo, si pensamos, en las aves dentro de su conjunto zoológico, encontraremos a las delicadas e inofensivas aves diurnas, junto con las de rapiña, carnívoras nocturnas oscuras, silenciosas, con las alegres y de múltiples colores.
O sea, en la clase de las aves, encontraremos, y tal vez se pueda decir lo mismo a nivel simbólico, la gracia al lado de lo cruel, formando así una totalidad.
Hay pájaros cantores y el ser humano comparte con ellos ese don. La mayoría asombrosa de las canciones populares son de amor, lo que nos lleva a pensar que es el canto una de las formas por excelencia de la expresión de aquel sentimiento.
La canción Passarim de Antonio Carlos Jobim*, aquí es significativa, pues además de cantarle al amor, trae la imagen del pájaro que se aproxima y se aleja, de un corazón que está herido y maltratado.
Así mismo podríamos imaginar algunos hechos, a través de los labios del estudiante en El Ruiseñor y la Rosa, sin que esto sea demasiado disonante.
Por otra parte, en la leyenda de Parcifal* se encuentra representada una sugestiva relación con el cuento el Ruiseñor y la Rosa y con lo que fue escrito hasta aquí.
Lo más evidente en ambos casos es que los pájaros conducen a los héroes al sentimiento del amor. En ambos hay un pájaro herido y héroes, cuyo camino desaparece bajo sus pies.

EL ESTUDIANTE; AMANTE O AMADOR
El estudiante no tiene ni siquiera una rosa roja en todo el reino de su alma. El desarrollo del intelecto a través de la lectura y reflexiones impersonales es su forma principal de comprender el mundo. Cree que en los libros, podrá obtener todo el conocimiento. Sin embargo el valor de su saber es puesto a prueba: ¡ni siquiera una rosa roja! Aún no puede incorporar a su experiencia propia los conocimientos adquiridos, solitario con sus antiguos libros raros.. La sabiduría está disociada de su vida. El está solo.
La doncella bailaría con él, o sea, habría una proximidad, en caso que le trajera una rosa roja. En cierto sentido, la somatización de su amor, de su sabiduría.
El es incapaz de obtener lo que procura, o sea aún no es una individualidad, no tiene nombre, es solo un estudiante. El está identificado con la Persona y por eso mismo es solamente capaz de una orientación externa. Está ciego hacia los eventos internos y por consiguiente incapaz de responderles (Samuels et al, 1988, p. 148).
No es un amante, es un amador.

EL RUISEÑOR...
Encontrar una persona de manera creativa significa tejer fantasías alrededor de ella y circundar su potencial. Entonces surgen varias imágenes sobre la persona y una potencial relación. En general esas fantasías están bien lejos de la así llamada realidad, son tan irreales o tan verdaderas, como los mitos y cuentos de hadas. Se echa mano de imágenes para captar la naturaleza de la otra persona- de la misma forma, como la de Guillermo Tell, que es capaz de captar y describir la naturaleza de la antigua Suiza, como si fuera una prolija investigación histórica. Aún sin expresarlas, las fantasías influencian también a la otra persona, despertando en ella sus potencialidades. (Guggenbühl-Craig, 1978).
El Ruiseñor circumambula imaginativamente al Estudiante. Es él quien vislumbra en el joven al amante verdadero.. Utiliza la imaginación, mientras el Estudiante, el intelecto. Lo más importante para la pequeña ave son los sentimientos y dejarse guiar por ellos. Se podría objetar que todo joven enamorado, bajo la mirada del pájaro, sería un verdadero amante, y con eso revelar una cierta necedad en la actitud del Ruiseñor..
¿Pero, no son exactamente la puerilidad, necedad e inocencia, algunos de los atributos de Eros, un niño alado, representado, tantas veces, con los ojos vendados?
En latín, tienen la misma raíz común lux (luz), las palabras luscinia, ruiseñor, luscus, tuerto y luscitiosus, quien es corto de vista o miope.
El ruiseñor desempeña el papel de hacer viable el encuentro con la Doncella- el anima - y sobretodo de revelar al estudiante la dimensión de héroe, de verdadero amante. El ser más frágil, pasa a ser el más apto para vislumbrar la grandeza.
La historia presenta un carácter nítidamente nocturno, inconsciente al Estudiante. Su presencia pasa prácticamente desapercibida por éste; su sacrificio ignorado; ocurre lo mismo mientras duerme durante la noche. En inglés ruiseñor e night-in-gale, una referencia a su bello cantar nocturno... a small european trush, the male of which sings melodiously, esp. at night (Webster’s Dictionary, 1987). Es durante la noche que también florece la rosa roja. En los escasos encuentros diurnos, entre ambos, el joven no es capaz de reconocerlo, de indagarlo o aún de apreciar debidamente su hermoso canto.
La actitud del ruiseñor es de renuncia. Herido termina por morir. Su muerte es sacrificante y se asemeja a un proceso de metamorfosis, lo que fue un pájaro, como que se desdobla se transmuta en flor. Lo que fue animal aéreo, se torna vegetal, terreno, lo que era móvil, espacial, se torna inmóvil, temporal. El sonido se materializa con color y forma; lo inmaterial (y aquí se incluye el sentimiento de amor y la capacidad de renunciar, se torna sensible. Aquí obró simbólicamente una somatización, o sea contenidos anímicos tomaron cuerpo, “fisionomía”, una rosa roja. El rosal en estado durmiente o sea cercana al sueño y de la muerte, renació. El Ruiseñor al igual que el príncipe encantado, que libera a la doncella del sueño centenario con un beso de amor lo ha despertado. Aquí cabe señalar que en innumerables mitos, se refieren al animal que deberá ser sacrificado para asegurar la fertilidad o asimismo la creación (Jung et al, 1964, p. 237).
El ruiseñor, cantor de la noche, aparece en la tragedia Romeo y Julieta, formando, junto a la cotovía, mensajera de la aurora, un contrapunto entre el amor y la muerte, en la escena V, donde los amantes, en el limite entre el día y la noche deben separarse, bajo el riesgo mortal para Romeo, de ser descubierto.

EL PRÍNCIPE Y EL PRINCIPAL
El príncipe dará un gran baile; es él quien casi imperceptible, pero actuante, promueve la situación de un encuentro y la necesidad de entrar en contacto y de atender a los deseos de la Doncella. El Ruiseñor, en ese sentido, está al servicio del Príncipe, del principal, del arquetipo del self, que en algunos cuentos de hadas aparece representado justamente en la figura de un rey o príncipe. El principal es el encuentro amoroso, la vivencia de los propios sentimientos y deseos y el contacto con lo femenino, con el anima.
El self es uno de los más importantes descubrimientos empíricamente demostrables, hallados por Jung. Es una imagen del potencial más puro del hombre, y la unión de su personalidad como un todo. El self, como un principio unificador dentro de la psiquis humana, ocupa la posición central de autoridad en relación a la vida psicológica y por lo tanto del destino del individuo (Samuels et al, 1988, p. 193).

DE ROMEO Y JULIETA
(Shakespeare, Romeo y Julieta, acto III, escena 3)
Julieta:
¿Ya quieres irte? No está aún ni cerca el día.
Fue el ruiseñor y no la alondra
Quien hirió el temeroso hueco de tu oído.
Todas las noches canta en ese granado.
Créeme, amor, fue el ruiseñor.
Romeo:
Fue la alondra, que anuncia la mañana,
No el ruiseñor. Mira, amor, que rayas envidiosas
Se entretejen en las nubes que se separan allá en el Este.
Las velas de la noche se han consumido, y el júbilo del día.
Se empina entre las húmedas cumbres de las montañas.
Debo irme y vivir, o quedarme y morir.

ANIMA
La Doncella es aquella que está por decidir que pareja escoger, pero al parecer no tiene criterio para eso. No es capaz de reconocer al verdadero amante. No sabe como responder a las preguntas: ¿Quién es y cómo es el verdadero amante? ¿Cómo proceder para encontrarlo y reconocerlo? Ella es hermosa, pragmática, frívola, voluble, ambiciosa, extrovertida, cualidades opuestas a las encontradas en el Estudiante: abstracto, teórico, aficionado a los estudios, pero poco a los bienes materiales, introvertido. Ella está volcada hacia la materia y él hacia el espíritu. Ambos proyectan mutuamente sus aspectos sombríos, la ingrata y el rudo- vaya- nada más rudo que las severas palabras de la joven al muchacho y nada más ingrato que deshacerse de la rosa roja, arrojándola a la calzada. El anima del Estudiante, proyectada en la Doncella, más específicamente, el anima terrible, le pide un relicario: la rosa roja. Jung define al anima como una personificación del inconsciente (Jung, 1988, p. 9-20). Para el Estudiante estar más próximo a la doncella significa también estar más próximo al Profesor, de aquel que sabe y enseña, por lo tanto- del arquetipo del gran sabio. Para él significa desarrollar otra fuente de conocimiento, que no sean los libros: las relaciones humanas verdaderas. Es una oportunidad de apercibir sus sentimientos y deseos más profundos.

...Y LA ROSA
Si lo que se renuncia
Altamente
Sin tristeza de tu renuncia!
Sin orgullo de tu renuncia!
Abre tu alma en tus manos
Y abre tus manos al infinito
Y no dejes, cesar de ti
Ni en este último gesto
.
(Meirelles, 1983)

No obstante, en nuestra cultura occidental moderna, el corazón es considerado el centro de los sentimientos y emociones, simbólicamente es la matriz del intelecto en todas las civilizaciones tradicionales (Chevalier& Gheerbrandt, 1988, p. 280); (el subrayado es mío). El sacrificio del Ruiseñor –de su corazón- puede traer implícito ese sentido de sacrificio de las funciones intelectuales ¿No es exactamente a la intelectualidad que el joven Estudiante debe renunciar en aras de dar continuidad a su proceso de desarrollo? El corazón herido por una espina es un conocido símbolo cristiano en innumerables representaciones. Cristo, quien también sacrificó su propia vida, señala hacia el pecho donde está su corazón clavado de espinas. Cristo, representa (o es representado) el self, el centro. Aquí podemos vislumbrar al ruiseñor como una imagen arquetípica del self. Por la función que desempeña el relato y por su clara referencia a la simbología cristiana aún se aproxima, a la del arquetipo del sanador- herido, el cual también es expresado en la figura de Cristo... que rescata a la humanidad sufridora por medio de su sacrificio en la Crucifixión, insuflando nueva energía en la conciencia humana a través de su sangre, transformando su muerte en una promesa de renacimiento.
Podemos ver que la “dolencia” que será rescatada simbólicamente, aquí es la inconsciencia del ego, fuente de su equilibrio y alejamiento de la totalidad del self.
Marie-Louise von Franz en la “Individuación en los Cuentos de Hadas”, compila relatos de diversas partes del mundo que exactamente tienen en común el tema del pájaro encantado, que el héroe deberá salir a buscar. Aquí también el pájaro es interpretado como un símbolo directo o indirecto del self, es el elemento central en el análisis de la autora. El surgimiento de animales y otras figuras de la naturaleza como símbolos de ese arquetipo e bien descrita así por Jung, en Aion:
Es obvio que el si mismo tiene también sus símbolos teriomórficos. Parece que las figuras más frecuentes en los sueños modernos son, de acuerdo a mi experiencia
las del elefante, caballo, toro, oso, pájaro blanco y negro, del pez y la serpiente. Aparecen ocasionalmente también, la tortuga, caracol, araña y el escarabajo. Los símbolos vegetales son principalmente la flor y el árbol. Entre los objetos inorgánicos aún se debe mencionar al monte y al lago.
(1988)
Simbólicamente el pájaro está expresando un contenido naturaleza (ver arriba) y su intimidad con ella; un contenido pulsional, arquetípico. Los seres de la naturaleza comprenden su lenguaje, consiguen comunicarse con él. excepto el Estudiante que considera su canto bello, pero inútil.
El relato emerge en el momento exacto en que el joven vivencia la dolorosa experiencia de la aridez afectiva en la cual se encuentra. Esa aridez viene a compensar y significa la posibilidad de religazón entre pensamiento y sentimiento, racional e irracional. Aquí vamos a citar a Jung:
Asegura que encontró una función compensatoria empíricamente demostrable actuando en procesos psicológicos. Corresponde a las funciones reguladoras (homeostáticas) del organismo observables en la esfera fisiológica. Compensar significa equilibrar, ajustar, suplir. Consideraba la actitud compensatoria del inconsciente como equilibrio de cualquier tendencia para una unilateralidad de la conciencia(...). El objetivo del proceso compensatorio parece ser el unir como en un puente, dos mundos psicológicos. Ese puente es un símbolo: no obstante los símbolos para que sean eficaces deban ser reconocidos y comprendidos por la mente, esto es asimilados e integrados (Samuels et al, 1988, p. 47-8).
Por lo tanto entiendo al pájaro como una figura del inconsciente,, una imagen arquetípica que irrumpe con emoción autónoma de la función compensatoria. La finalidad del ruiseñor es promover la aproximación entre el joven y la doncella y consecuentemente iniciarlo en el erotismo. Su propio gesto tiene esa doble connotación: consentir que la espina penetre el corazón y es el gesto máximo de renunciación y al mismo tiempo una alusión simbólica a la penetración sexual- en el texto original es usado el pronombre femenino she para el Ruiseñor y el pronombre indefinido it para el Rosal (Wilde, 1952, p. 355-9). Todavía ser tocado por la pasión amorosa representa para el joven estudiante, un tipo pensamiento, la posibilidad de entrar en contacto con la función sentimiento- expresada también en la figura del Ruiseñor- e integrarla. Por lo tanto el pájaro tiene la función inadvertida, o por lo menos trae consigo, la posibilidad de reunir, curar, transformar.

INTERLUDIO
De repente, abrió sus alas oscuras y emprendió el vuelo.
(Wilde. 1986, p. 239-439)
El cuento el Ruiseñor y la Rosa pertenece a la primera colección de cuentos escritos por Oscar Wilde (1854-1900), El Príncipe Feliz y otras Historias y fue publicado en 1888, sugerentemente casi cien años atrás por esa misma época sucedía en Europa el descubrimiento empírico del inconsciente! Era el comienzo de una reacción al Positivismo y de la descentralización de la razón como principal vía de conocimiento. Se trataba del reconocimiento y de una revalorización del papel desempeñado por lo irracional en nuestras vidas. En el cuento tenemos a un férreo estudiante involucrado con las experiencias del amor- e indirectamente- de la muerte, o sea con lo irracional por excelencia. Amor y Muerte, las dos pulsiones básicas que hablaría Freud, años después. La actitud del Estudiante frente a estas experiencias es un retrato de la actitud del hombre de fines del siglo pasado frente a lo irracional y al papel desempeñado por la subjetividad. De acuerdo a Jung:
Los arquetipos no aparecen en los sueños de los individuos ni en las obras de arte, hasta ser despertados por los extravíos del un conciente que se aleja demasiado de la línea media. Pero, si el inconsciente se extravía en una actitud unilateral, y por lo tanto falsa, eses ‘instintos’ son activados y las visiones de los artistas y visionarios, tentando así restablecer el equilibrio psíquico comprometido (Jung, 1973, p. 43)
La expresión línea media, aquí no se debe confundir con normalidad o una tendencia normalizadora, pues no siempre lo normal y saludable son equivalentes.
Tal vez el poder creativo de Oscar Wilde haya captado y transformado en bellas imágenes los movimientos inconscientes de reacción de una época a un racionalismo unilateral. El cuento ilustra aun de manera sencilla, la teoría de los arquetipos desarrollada posteriormente por Jung Cuando la vida consciente está demasiado unilateral, se crean condiciones para que el inconsciente actúe. El universo anímico del Estudiante es un desierto donde no existe ni siquiera una rosa roja, no obstante tener un rosal debajo de su ventana. La pasión lo viene a sacar de eso y el pájaro es el personaje que irrumpe misteriosamente para revelar a éste al verdadero amante adormecido. Obra independientemente de la voluntad del joven y tiene una función de unir y reunir lo que está disociado. El Estudiante sufre de una disociación pensamiento-sentimiento que la experiencia de la pasión viene a acentuar o tornarla más explícita.
Una disociación pensamiento- sentimiento que la experiencia de la pasión viene a acentuar o a tornarla más explícita. La disociación aquí no tiene un carácter necesariamente patológico, pero significa la posibilidad de que un aspecto de la personalidad sea concientizada e integrada para que prosiga el desarrollo psicológico. La propia superación puede alcanzar las necesidades más profundas de la propia personalidad. Paradójicamente, la experiencia de la pasión, podría tener para él, en este sentido un carácter redentor. Para la Psicología Analítica: el significado de una neurosis es impulsar al individuo hacia su personalidad total, lo que incluye el reconocimiento y la responsabilidad por la totalidad del ser, por los buenos y malos aspectos de las funciones inferiores (Jung, 1987, p. 149).
Finalmente, la manera como el Estudiante privilegia los aspectos intelectuales es también uno de las huellas de nuestra cultura y todos sufrimos en menor o mayor grado de la disociación del Estudiante. Se trata de un defecto socialmente configurado, si usamos la expresión de E. Fromm. El análisis y el analista buscan rescatar, en un movimiento opuesto a éste, lo subjetivo, lo singular.

Profesor Dr.Walter José Migliorini

Doctor en psicología por la Universidade de Sâo Paulo, Brasil. Analista jungiano,autor de investigaciones, artículos y ensayos publicados en medios especializados en Brasil, Chile y Estados Unidos. Docente del Departamento de Piscología de laUniversidad Estadual Paulista.

Ensayo escrito en 1987.
E-mail: walter@fclar.unesp.br

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Santiago de Chile, Julio de 2001.