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Rosa Anwandter*
Había una vez, en un lugar de Europa,
un fiel y devoto rabino llamado Eisik, hijo de Jekel. Una noche,
Eisik se quedó dormido y tuvo un sueño. El sueño
le ordenaba emprender un viaje a Praga, en aquel entonces, capital
de Bohemia. El propósito del viaje era llegar allá
y descubrir un tesoro escondido debajo del puente principal, enterrado
en el camino hacia el castillo del rey. El rabino sorprendido, no
viajó inmediatamente, sin embargo, el sueño se repitió
dos veces más.
Al tercer sueño, Eisik, decidió iniciar el viaje.
Llegando a la ciudad de su destino, el rabino Eisik, observó
que el puente estaba custodiado día y noche por centinelas.Eisik,
todas la mañanas regresaba al lugar, pero se limitaba a deambular
hasta el anochecer. Durante ese tiempo, miraba a los centinelas
sobre el puente y examinaba el terreno, pero sin emprender ninguna
acción.
Un día el capitán de la guardia, curioso con la insistencia
del anciano caminando días enteros en el puente y sus alrededores,
le preguntó gentilmente, si por acaso había perdido
algún objeto o si estaba esperando a alguien. Entonces, el
rabino le contó con humildad, su sueño. En seguida,
el oficial, retrocedió unos pasos y empezó a reír
estrepitosamente.
El capitán exclamó: "¡La verdad es que
eres un pobre hombre"!, ¿ Has gastado tus zapatos en
un viaje sólo por un sueño?¿ Que persona sensata
va a creer en los sueños? Mira, si yo creyera en ellos, estaría
haciendo lo contrario, de lo que hago en este momento. Estaría
haciendo una peregrinación tan tonta como la tuya, pero con
la diferencia que iría hacia la dirección opuesta.
Claro que llegaría a mi meta e indudablemente, el resultado
sería igual. "¿ Me permites contar mi sueño
?", preguntó el guardia, "por supuesto," respondió el rabino.
No obstante, usar bigotes asustadores, el capitán era una
persona agradable, el rabino simpatizó con él, y le
dijo que estaba listo para escuchar su sueño.
Entonces, el capitán cristiano de la guardia bohemia contó;" Soñé con una voz que mandaba ir hacia Cracovia,
a procurar un gran tesoro enterrado dentro de un rincón,
en la casa de un rabino judío llamado Eisik, hijo de Jekel.
Yo debería buscar el tesoro en un rincón sucio atrás
de la cocina."
Esta vez fue Eisik, hijo de Jekel quien se rió del capitán.
El rabino de buen humor, le contestó al guardia; "Imagínate
viajar hasta Cracovia y socavar las paredes de todas las casas del
gueto! Allá la mitad de los hombres se llama Eisik y la otra
mitad Jekel. Además, Eisik hijo de Jekel!! El rabino se reía
a carcajadas de esta broma increíble.
El modesto rabino, escuchó atentamente, y agradeciendo al
amigo extranjero, regresó apresuradamente a su lejana tierra.
Llegando a casa, empezó a excavar en un rincón olvidado
en la cocina de su hogar. Para su sorpresa, allí encontró
enterrado el tesoro que puso fin a su miseria. Con este dinero,
construyó un lugar para oraciones que hasta hoy lleva su
nombre.
El rabino Eisik nos legó la siguiente moraleja de este cuento
sobre los sueños:
"Para encontrar el verdadero tesoro que termina con nuestras
miserias y sufrimientos, no es necesario buscarlo en lugares o países
remotos: éste, está enterrado en la parte más
profunda de nuestra casa, o sea, dentro de nosotros mismos. Está
debajo de la cocina, en aquel lugar que nos brinda calor y vida;
la existencia. Sólo hay que buscarlo allí y desenterrarlo".
*Rosa Anwandter
Analista de sueños jungiana
Autora de los libros "Los Sueños
Espejo del Alma", " "El Verdadero Sueño Americano,"El Poder Mágico de los Sueños" y coautora junto al Dr. Stanley Krippner de "El Lenguaje de la Noche" .
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